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Depósito legal pp.76-0010 ISSN 0378-1844. INTERCIENCIA 19(4): 197-204
ENSAYOS
ESSAYS
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EL PROCESO CREATIVO: EL SINDROME DE VER LO INVISIBLE Y REALIZAR LO
IMPOSIBLE
ANIBAL VELÁSQUEZ VALDIVIA
*Aníbal Velásquez, Médico, Universidad
de San Agustín de Arequipa, Perú (1989). M.Sc. Enfermedades Tropicales, E. M. S.
A. Universidad de Carabobo, Venezuela (1992). Director y docente de la Escuela
de Investigadores de la Fundación Invesciencias, dirige talleres de metodología
de investigación creativa: Perú (87-89). Argentina (89) y Venezuela (92-93).
Actualmente Investigador del INMETRA, Ministerio de Salud-Perú, de pasantía en
el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, investigando el efecto
de extractos naturales sobre la toxina colérica, bajo los auspicios de la
Agencia Española de Cooperación Internacional. Dirección: IVIC, Apdo. 21827.
Caracas 1020-A, Venezuela.
Qué le sugeriría
usted a un joven de veinte años, de apariencia descuidada, y que de niño
realizaba crueles experimentos con escarabajos, chinches, moscas y gusanos; y
que en vez de cansar a sus padres con preguntas, prefería examinar a los seres
vivos, les arrancaba las patas y las alas e intentaba pegárselas de nuevo,
porque quería saber cómo funcionaban las Cosas.
Actualmente él está
pasando por un problema serio: su padre quiere que estudie Derecho igual que
él, y éste hace todo lo posible para que se interese en los extensos folios de
cuestiones legales, pero él prefiere huir para reflexionar, se dedica a lanzar
piedras planas sobre la superficie del agua, y está muy interesado en saber por
qué saltaban una y otra vez en vez de hundirse. Por las noches cuando tiene
necesariamente que sentarse a memorizar lecciones aburridas, apenas el padre
vuelve la espalda, él se dirige a la ventana a contemplar las estrellas, y al
día siguiente discursa con sus amigos acerca de sus observaciones, modo por el
cual lo llaman "astrólogo". A veces se dirige al campo a observar un
manantial, preguntándose cuál es su origen, y también quiere saber el porqué de
las violentas erupciones volcánicas.
Si concluimos que
estamos frente a un caso psiquiátrico, y pensamos que requiere atención
inmediata, entonces formamos parte de las personas que prefieren hacer las
cosas dentro de los parámetros normales, que opinan que el tiempo se debe
dedicar a actividades más productivas y pragmáticas. Quizás hubiésemos sido los
responsables de que Spallanzani sea un abogado amargado, y probablemente
todavía estabamos creyendo en la generación espontánea de los seres vivos.
Claro que la suerte
estaba con nosotros, porque Lázaro Spallanzani fue a visitar a Vallisnieri, un
famoso hombre de ciencia, a quien le expuso todo lo que sabía, y él le dijo
-Ud. ha nacido para ser un investigador científico, y pierde el tiempo
estudiando libros de Derecho- Vallisnieri se dirigió indignado a la casa del
señor Spallanzani para decirle que Lázaro no se podía perder en un estudio tan
pragmático como la Ley, y que su hijo probablemente será un nuevo Galileo. A
consecuencia de esto, Lázaro Spallanzani pudo ir a la universidad para poder
iniciar su carrera científica.
Pero aquí no termina
la historia, porque la lucha contra los prejuicios es la tarea más difícil de
superar. Spallanzani vivía en el siglo XVII cuando todavía la Inquisición
cobraba víctimas y perseguía a hombres como Servet o Galileo; existía en el
mundo mucha ignorancia y mucha falsa ciencia, incluso en la Real Sociedad.
Había un prejuicio que imperaba aún en los hombres de ciencia: se aseguraba que
la vida puede surgir espontáneamente; así, decían que "dudar de que los
escarabajos y las avispas se originan en el estiércol del ganado vacuno es
dudar de la razón, de los sentidos y de la experiencia".
Mediante un arduo
trabajo, Spallanzani trató de demostrar que la generación espontánea de los
seres vivos no exime, y en base a experimentos hechos por otro autor, él se
dispuso a demostrarlo en los microorganismos. Y a pesar de que demostrara que
en caldos de cultivo, cerrados herméticamente y calentados, no se desarrollaba
nada no faltaba un oponente que, apoyado por la Real Academia, negara su
contundente demostración. Pero como todo hombre brillante, no se dio por
vencido hasta que sus descubrimientos fueron aceptados, llegando a ser uno de
los padres de la microbiología.
Quizás el lector, en
lo referido anteriormente, se identificó con algunas de las características de
este hombre que "vio lo invisible e hizo lo imposible"; será que este
"síndrome" se encuentra tal vez latente en nosotros?
El Síndrome de ver lo
invisible y de realizar lo imposible
Por la definición de
síndrome se supone que nos vamos a referir a una patología. Pero con fines
didácticos y para ejercitar nuestra capacidad de analogía e imaginación, lo
utilizaremos para analizar el proceso creativo. Por esta vez veamos hasta qué
punto podemos llegar al hablar de un síndrome que no sea una enfermedad.
¿Genialidad, talento
o creatividad?
Este síndrome también
es conocido como genialidad, talento o creatividad. El talento es capaz de
crear algo nuevo, se caracteriza por una imaginación creadora altamente
desarrollada, y se puede manifestar en cualquier esfera de actividad. La
genialidad en cambio, es producto de una personalidad excepcional por sus
dones. La creación de un hombre genial tiene una importancia histórica e
inevitablemente positiva para la sociedad (Platonov, 1985).
Pensamiento creativo
La creatividad
(pensamiento creativo), aún no tiene consenso para su definición, y una fuente
de confusión es que el término designa a una gran cantidad de cosas. Se llama
creativo al trabajo que realiza alguien saliéndose de los moldes establecidos,
es decir no reproduciendo exactamente lo que se le ha enseñado. El trabajo del
artista es creativo en este sentido, y también lo es el científico que descubre
un nuevo fenómeno o un nuevo producto (Delval, 1985, Ford y Harris, 1992).
Hay un consenso en la
mayor parte de los autores, al señalar que la creatividad es modificable y
puede ser aprendida. A consecuencia de esto, en los últimos 50 años diversas
teorías tratan de explicar el proceso creativo y diseñar nuevas metodologías
para incrementar la creatividad (Ford y Harris, 1992). La creencia de que la
creatividad es privilegio exclusivo de individuos geniales, y que éstos la
ejercen sin necesidad de aprendizaje alguno, sería descartada, y actualmente se
intenta enseñar a ser más creativo. Si bien es cierto que una persona nace con
una cuota diferente de creatividad genética, ninguna es cercana a cero. De Bono
afirma que sólo pocas personas tienen una aptitud natural para la creatividad,
pero todas pueden desarrollar una cierta habilidad si se lo proponen deliberadamente;
por lo tanto es una actitud y un hábito mental (Guerrero, 1989). Para elevar el
nivel creativo se necesita pensar en su propio pensamiento e invocar
conscientemente el uso de técnicas que guían el pensamiento y la conducta, para
crear asociaciones creativas (Pesut, 1990).
Este síndrome de ver
lo invisible es impulsado por una fuerza, una motivación por un ideal, por un
ansia de conocer y de transformar su mundo; se caracteriza por ser un proceso
creativo donde la imaginación creadora permite ver más allá del tiempo y del
espacio, basada en una flexibilidad de pensamiento y en una gran capacidad de
analogía que integra tanto la información externa como la elaborada por el
mismo individuo y que culmina en un acto intuitivo o iluminativo, en el iEUREKA!,
¡el AJA!, ¡el Serendipity!
El síndrome de hacer
lo imposible se caracteriza por ser la consecuencia de ver lo invisible; es el
momento en que se materializa la imaginación y se ejecuta la idea; es el
instante de la comprobación de las hipótesis, y en que se muestra al mundo el
nuevo descubrimiento, la innovación, la nueva concepción, o la nueva teoría. El
que se encuentra afectado por este síndrome, realiza lo que para muchos era
imposible, como consecuencia de una gran perseverancia y capacidad de superar
la frustración. Edison atribuía su éxito principalmente a esta parte del
síndrome, y decía que sus inventos fueron producto de un 99% de perspiración y
1% de inspiración.
El talento capaz de
crear algo nuevo, se caracteriza por una imaginación creadora altamente
desarrollada, y se puede manifestar en cualquier esfera.
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¿Que diferencia a los
creativos de los normales?
Que los
"normales" viven un determinado proceso sincrónico y por lo tanto son
los menos indicados para darse cuenta de las dimensiones anacrónicas de la
estructura que los envuelve, o sea son individuos que viven una determinada
situación concreta y no tienen la suficiente imaginación creadora corno para
prever o detectar los cambios que esa misma estructura requiere (Thompson,
1991; Ingenieros, 1986).
El normal carece de
características personales que le permiten distinguirse en su sociedad. La
sociedad ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades.
Son indiferentes porque viven sin que se advierta su existencia; por tanto son
incapaces de concebir una perfección y de formarse un ideal. La sociedad piensa
y quiere por ellos. La falta de personalidad los hace incapaces de iniciativa y
de resistencia. Todos creen tener una personalidad; pero nadie advierte que la
sociedad los ha sometido a esa operación aritmética que consiste en reducir
muchas cantidades a un denominador común: "la normalidad"
(Ingenieros, 1986).
Como consecuencia de
lo anterior, este individuo es producto de la costumbre; la imitación es el
medio de adaptación de que dispone; conservadora, ella actúa creando hábitos
que lo condicionan a no utilizar su imaginación e ingenio, y lo hace perezoso
en sus concepciones intelectuales por lo que fácilmente se deja engañar por las
apariencias. El horror de lo desconocido lo ata a mil prejuicios, tornándolo
timorato e indeciso: nada aguijonea su curiosidad; carece de iniciativa y mira
siempre al pasado; por consiguiente sus admiraciones son prudentes y sus
entusiasmos son oficiales (MacLuhan, 1971; Ingenieros, 1986).
El hombre creativo es
todo lo contrario: piensa que su vida no es digna de ser vivida sino cuando la
ennoblece algún ideal; sus más altos placeres son inherentes a la búsqueda de
la perfección y su logro, y su medida social está en la duración de sus obras.
La creación lo caracteriza, y ésta es la que da lugar a las variaciones
individuales; es evolutiva y se desarrolla mediante la imaginación. La
adaptación del hombre creativo depende del equilibrio entre lo que imita y lo
que inventa. A fin de acumular cualidades descollantes se requieren formas
inusualmente eficaces de aprender. No es suficiente aprender mucho; también es
preciso manejar lo que se aprende (Minski, 1986).
Quizás estemos
esperando encontrar un arquetipo o un modelo de personalidad a seguir, pero
como se trata de cosas creativas no existe un patrón definido. Desde la década
de los 50, cuando se comenzó a estudiar el fenómeno creativo, se elaboraron
múltiples encuestas a los que realizaban inventos, hacían ciencia o
incursionaban en el arte, y se encontraron algunas características de esta
personalidad. Gough y Woodworth, describen ocho estilos de personalidad del
creativo (Davis y Scott, 1975).
1. El entusiasta se dedica a la actividad de la investigación, pero no se lleva bien con
otros investigadores.
2. El iniciador es el rápido generador de ideas y es un buen compañero de equipo.
3. El diagnosticador tiene una capacidad especial para improvisar soluciones rápidas, en los
momentos problemáticos de la investigación. Su actitud es la de "vivir y
dejar vivir".
4. El erudito está bien informado, pero carece de decisión y seguridad.
5. El artífice tiene el don de recoger las ideas pobremente formadas de otro
hacerlas trabajables.
Es amplio y sensible.
6. El
esteticista prefiere las formas analistas de pensamiento a las de otro
tipo. Tiende a ser imprevisible.
7. El metódico se interesa en los aspectos metodológicos; no le interesa la
competencia.
8. El
independiente prefiere el pensamiento en términos de modelos físicos y
estructurales más que analíticos; tiende a ser un "solitario"
Lo más interesante es
que el denominador común en todos, fue una fuerza motivación y
una fuerza de voluntad inquebrantable.
El pensamiento
científico
El verdadero
pensamiento científico es inherente al pensamiento creativo; pero no es
inherente a todos los científicos. Einstein decía que "a la ciencia se.
acude por motivos bien diversos; muchos obtienen de la ciencia un gozoso
sentimiento de poderío intelectual; la ciencia es su deporte favorito y en ella
buscan experiencias vívidas y la satisfacción de sus ambiciones... Otros
ofrecerán los productos de sus cerebros para sacrificarlos con propósitos
utilitarios . . . sólo unos pocos se entregan a la ciencia por el ansia de huir
de la rutina y de crear en sí mismo una imagen del mundo simplificada e
inteligible. Si los dos primeros tipos de científicos fueran los únicos existentes,
entonces la ciencia no podría existir, tal como no podría haber un bosque donde
sólo crecen enredaderas. Para estas personas cualquier esfera de la actividad
humana sería válida, llegado el caso. Que, se conviertan en ingenieros,
militares, comerciantes o científicos sólo dependerá de las
circunstancias" (Einstein, 1986).
El que posee un
pensamiento científico, por lo general se caracteriza por ser un conjeturador, que
elabora juicios o hipótesis perspicaces y se adelanta a los hechos; sigue
principalmente el método deductivo o aristotélico, forma primero las hipótesis
y luego trata de comprobarlas mediante la experimentación. Este utiliza la
intuición, y sólo emplea la razón y la lógica para confirmar sus hallazgos
(Beveridge, 1908).
En cambio el
científico, que es acumulador de datos hasta que las
generalizaciones o hipótesis se toman obvias, sigue el método inductivo de
Bacon; él está dotado de una gran inteligencia, que clasifica, razona y deduce,
pero es incapaz de tener imaginación creadora, o de llevar a cabo
descubrimientos originales (Beveridge, 1908),
En busca de una
etiología
¿Cuál es la causa de
que un hombre sienta la necesidad de ver lo invisible y de hacer lo imposible?
Parece que la causa de este síndrome se encuentra en la fuerza motivacional por
alcanzar un ideal, en el argumento de vida que los hace diferentes.
"Una de las más
fuertes motivaciones de los verdaderos hombres de ciencia -decía Einstein- para
entregarse a la ciencia es el ansia de huir de la vida de cada día, con su
dolorosa crudeza y su horrible monotonía, es el deseo de escapar de las cadenas
con que nos atan nuestros deseos siempre cambiantes. Una naturaleza de fino
temple anhela huir de la vida personal para refugiarse en el mundo de la
percepción objetiva y el pensamiento. Este deseo debe ser comparado con el
ansia que experimenta el hombre de la ciudad por escapar de un entorno ruidoso
y estrecho y dirigirse hacia el silencio de las altas montañas, donde los ojos
pueden vagar en el aire tranquilo y puro y apreciar el paisaje sereno, que
parece hecho de eternidad.
El iniciador es e! rápido generador de ideas y es un
buen compañero de
equipo.
Junto a esta
motivación negativa surge otra positiva. El hombre intenta crear para sí mismo,
del modo que más le convenga, una imagen del mundo simplificada e inteligible;
después, y hasta cierto punto, intenta que su cosmos reemplace al mundo de la
experiencia, porque cree que así se hará dueño de éste" (Einstein, 1986).
La motivación
Freud, a finales del
siglo pasado, formuló la teoría de que la actividad humana se hallaba movida
por una "fuerza interna", y que esta fuerza interna o energía dirigía
las actividades hacia unos determinados objetos. El decía que es la
anticipación del tipo de recompensa y no el déficit, la que instigaba la
conducta. Otro modelo sostenido por los etólogos Lorenz y Timbergen, postula un
mecanismo motivacional basado no en el déficit ni en la necesidad, sino en la
sobrecarga estimulativa, en la acumulación de tensión. La motivación seria la
regulación de esta acumulación de energía, que se equilibraría mediante una
actividad reguladora de la conducta; la regulación se hace en forma de
descarga. Esta actividad se apoya en una base instintiva que siempre puede ser
iluminada y orientada por la inteligencia (Aman, 1974).
Cuando la función de
pensar alcanza tal desarrollo, la imaginación puede anticiparse a la
experiencia y aparecen los ideales.
Los ideales son formaciones naturales, que son producto de la experiencia. La
experiencia da lugar a la formación natural de conceptos genéricos, que son
cada vez más sintéticos; la imaginación abstrae de éstos ciertos caracteres
comunes, elaborando ideas generales que pueden ser hipótesis acerca del
incesante devenir: así se forman los ideales que para los hombres son
normativos de la conducta en consonancia con sus hipótesis. Su fuerza estriba
en sus elementos afectivos que influyen sobre nuestra conducta en la medida en
que lo creemos (Ingenieros, 1986). Todo ideal, por ser una
creencia, pasible de tener parte de error, o serlo totalmente, es una visión
remota y por lo tanto expuesta a ser inexacta. Lo único malo es carecer de
ideales y esclavizarse a las contingencias de la práctica inmediata,
renunciando a la posibilidad e perfección.
El hombre de ciencia
y las hipótesis
En el investigador
los ideales son vitales para su trascendencia, porque él es un pionero, porque
explora las fronteras del conocimiento; por consiguiente requiere de iniciativa
y espíritu emprendedor, disposición para encarar las dificultades y vencerlas;
necesita utilizar su ingenio e iniciativa propia, perseverar, poseer un
espíritu aventurero, cierta insatisfacción con lo ya conocido y con las ideas
prevalentes, y ansiedad de comprobar su propio juicio (Beveridge, 1908; Karle,
1990).
Anatomía y Fisiología
del Proceso Creativo
La investigación
cognoscitiva involucra necesariamente varias disciplinas, entre ellas la
informática, la lingüística, la psicología, la neurociencia y la filosofía. La
búsqueda del "origen" del proceso creativo nos lleva a representar lo
que supone el proceso. Sin el ánimo de ofrecer una visión organicista y
simplista de éste, describiremos algunos avances y descubrimientos que nos permitirán
Comprender mejor este fenómeno que continúa siendo un misterio. El proceso es
demasiado complejo para ser abordado de esta manera pero continuando con la
metáfora del síndrome quizás la creatividad deje de ser algo inalcanzable y
elitesco.
El cerebro y las mentes
brillantes
Cuando se pensaba que
la creatividad era sólo producto de mentes brillantes se esperaba que cada
cierto tiempo naciera un nuevo genio. Se consideraba que el factor hereditario
era la causa, y fueron muchos los intentos para demostrar que la raza aria era
la privilegiada. En base a la observación de que el cerebro va adquiriendo más
complejidad conforme se asciende en la escala animal, se comenzó a relacionar
el peso y la estructura del cerebro con la conducta y la capacidad mental del
hombre. ¿Tendrán los hombres geniales un cerebro más pesado o mejor configurado
que los idiotas? Las mediciones comprobaron, numerosas veces, que no
pocos cerebros de idiotas tenían un peso muy superior a lo normal. Distintos
tos autores demostraron que el peso del cerebro de hombres geniales varía
ampliamente y opinaron que no había un paralelo directo entre peso cerebral e
inteligencia. Sin embargo los que querían especular buscaban en los salones de
clase a los "cabezones", o sea a los más "inteligentes"
(Nieto y Nieto, 1978).
Las sinapsis y el
proceso creativo
Recientemente se
determino que las funciones superiores dependían de la relación que había entre
las neuronas a través de sus prolongaciones citoplasmáticas (axones y
dendritas), y que las sinapsis o uniones interneuronales eran las que permitían
integrar las diferentes áreas del cerebro (Luria, 1988). La inteligencia y la
creatividad dependen de estas uniones, y porque pueden ser modificadas por
estímulos externos e internos, estas facultades pueden ser mejoradas. Esta
propiedad de modificar las uniones se conoce como plasticidad
sináptica.
La plasticidad del
sistema nervioso es, en gran medida, la capacidad de modificación del tipo,
forma y función de las sinapsis que conectan los circuitos neuronales. Entonces
la plasticidad sináptica constituye el soporte de procesos tan dispares como el
aprendizaje y la memoria, la adaptación a situaciones fisiológicas nuevas como
el embarazo y la sed, así como de la recuperación del sistema nervioso después
de sufrir lesiones. La plasticidad neuronal es máxima durante el desarrollo, y
se expresa durante la madurez en respuesta a perturbaciones externas o
internas., tales como cambio de los niveles hormonales, alteraciones del medio
ambiente , lesiones o a motivaciones y propósitos psicológicos. El cerebro en
desarrollo puede compararse con una red vial que evoluciona con el uso: las
vías menos transitadas podrían abandonarse, ensancharse las más populares y
abrirse otras nuevas si fuera necesario (Nieto, 1988; Aoki y Siekevitz, 1989).
Por consiguiente la
capacidad que tiene el hombre para aprender, mejorar su nivel inteligencial y
su capacidad creativa dependerían de eso fenómeno, debido a que la inteligencia
dependería más de la precisión de la sinapsis, y en cambio la creatividad sería
más bien función del número de interrelaciones entre las diferentes áreas del
cerebro.
El artífice tiene el don de recoger las ideas pobremente
formadas de otros y de hacerlas trabajables.
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En los recientes años
se reporta que la formación de nuevas sinapsis no sólo se realiza en la etapa
de desarrollo sino también durante la etapa adulta, lo que demuestra una alta
capacidad de flexibilidad adaptativa de los mamíferos y más aún del hombre (Nieto,
1988).
Los mecanismos de
renovación de las sinapsis que operan en el adulto no parecen diferir, en lo
esencial de los que actuaron ya durante el desarrollo. Diríase que la mayor
diferencia estriba en el aumento del número neto de sinapsis que se produce
durante el desarrollo y en el predominio del proceso de ruptura y sustitución
"turnover" en la fase adulta. El proceso de ruptura implica la
desconexión de las sinapsis (Nieto, 1988).
En resumen, el
Sistema Nervioso Central es capaz de grabar cambios ambientales que ocurren en
segundos. En un comienzo, esos cambios modifican la eficacia de las sinapsis.
Más tarde tales alteraciones funcionales se traducen en modificaciones
anatómicas, que pueden observarse en el microscopio electrónico. La relación
entre cambios electrofisiológicos y anatómicos, es de momento oscura. En la
actualidad el cambio funcional mejor estudiado, asociado con la utilización
repetida de las sinapsis, es el fenómeno de reforzamiento de larga duración,
LTP (Long Term Potentiation).
El hemisferio derecho
y el proceso creativo
En cuanto a las áreas
del cerebro que son importantes para el proceso creativo, se describe en primer
lugar al hemisferio derecho, que durante mucho tiempo era conocido como el
cerebro mudo, porque al estimularlo con electrodos no respondía como lo hacía el
izquierdo.
Desde hace 60 años se
está conociendo su importancia, y se ha encontrado que interviene en la
memorización de nociones familiares, sean recorridos topográficos, rostros u
objetos muy usuales La función más importante es la percepción espacial, y la
memoria espacial, que es la capacidad de captar relaciones entre los elementos
en un espacio bi o tridimensional, con el fin de componer una imagen mental
global (Zaidel, 1984; Luria, 1988). Esto ha sido conceptualizado por la teoría
de la Gestalt, y se refiere a la organización mental de los elementos en un
todo complejo (Zaidel, 1984; Rock 1990).
El hemisferio
izquierdo está más inclinado a la utilización del pensamiento abstracto,
secuencial, analítico, lógico, y estructurado. En cambio el derecho está
involucrado con el pensamiento imaginativo, intuitivo, creativo, -espontáneo y
espacial (Zaidel, 1984; Harpaz 1990, Harrmann, 1991).
La actividad cerebral
izquierda es la que predomina en nuestra sociedad moderna, y muchos autores
opinan que esta actividad ata la creatividad, impidiendo que el subconsciente
sea utilizado (Kubie, 1970). Es cierto que la potencia intelectual aumenta con
el hábito del razonamiento exacto, el estudio de la lógica, el uso del lenguaje
matemático, la disciplina mental y la observación completa y profunda de las
cosas, pero eso corresponde a una parte de nuestra capacidad mental. La
inteligencia es inútil a quien no posee nada más que ella. "El intelectual
puro es un ser humano incompleto porque es incapaz de penetrar en el mundo que
comprende. La capacidad de percibir las relaciones entre los fenómenos
permanece estéril de no ir asociada con otras actividades tales como el sentido
moral, la afectividad, la fuerza de voluntad, el juicio, la imaginación y
alguna fuerza orgánica" (Carrel, 1955).
El
independiente prefiere el pensamiento en términos de
modelos físicos y estructurales más que analíticos; tiende a ser un
"solitario".
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Los hemisferios no
trabajan de manera aislada, sino que ambos se apoyan mutuamente. Se trata de
dos cualificados especialistas que se convierten en una actividad genial
(Wonder y Blake, 1992; Herrmann, 1991). Y esto puede ser verificado en
magnetoencefalogramas y recientemente en tomografías cerebrales de campos
magnético (Llinás, 1992).
El sistema límbico y
el proceso creativo
La organización
anatómica y el flujo de la actividad neural del sistema límbico, conectado al
neocórtex cerebral y a su vez al hipocampo (el cual recibe información
sensorial y contribuye con la modulación de las órdenes motoras), hacen suponer
a Freeman (1991) que esta convergencia de todas las formas de entrada sensorial
provee la base de la unidad de la conciencia. Esto permite especular que la
creatividad necesita también de este sistema para integrar las emociones con la
creatividad.
El estado emocional y
visceral muestra asociación con el proceso creativo. Los exactos mecanismos que
producen la respuesta emocional, y los detalles del rol interdependiente de las
emociones con la actividad cognitiva y la conducta son aun controversiales. Las
emociones influyen en lo que se percibe, como en la codificación de la
información, en la memoria de la información, y en cómo la información es
aplicada al contexto inmediato (Higgins et al., 1992).
La pauta de conducta
o creencia socialmente dominante corresponderá a un hábito fuerte y, cualquier
forma reciente de conducta que esté destinada a derribarlo generalmente debe
atravesar por una fase dolorosa de choque con su rival antes de poder
prevalecer. De modo que tina mayor creatividad tiende a generarse a partir de
un conflicto mayor, que en vista de nuestra identificación del grado del
conflicto con el grado de problematicidad, se ajusta al hecho de que la mayor
creatividad proviene de la disposición a atacar problemas mayores o más
difíciles. Esto conlleva una carga emocional muy fuerte (Berlyne, 1972).
La fuerza
motivacional que tiene el sujeto es consecuencia de la actividad del sistema
límbico, y éste modula la actividad creativa. Depende del grado de tensión y
conflicto que el individuo tenga durante el proceso creativo, para que la
respuesta a su problema sea satisfactoria. Mientras el sujeto está recibiendo
la información, analizando los hechos y razonando sus ideas, la carga emocional
aumenta, lo que se expresa por un aumento de la actividad visceral (actividad
del simpático y parasimpático). Este aumento se puede verificar mediante
indicadores orgánicos como las ondas cerebrales detectadas por un
electroencefalograma, la tensión muscular detectada por un electromiograma, el
ritmo cardíaco, el pulso, la resistencia de la piel, la transpiración, y el
tamaño de la pupila, entre otros.
Cuando la tensión es
muy intensa se bloquea la actividad; pero cuando llega a los límites necesarios
para ir construyendo las sinapsis suficientes, se procede a integrar y asociar
la información, mediante la analogía y la imaginación. Aquí se necesita que se
realicen asociaciones libres, lo que significa que se requiere estar en un
equilibrio emocional y en relajación que permita la aparición del insight
o discernimiento súbito de Kohler (iluminación, intuición). Esta
relajación explica las pausas que Kohler observó en los monos cuando estaban
expuestos a un problema, y que surge ante la falta de éxito (Berlyne, 1972).
Pero una vez que se
obtiene el resultado esperado o el descubrimiento inesperado, la recompensa
mayor de todas es la emoción del descubrimiento. Tal como muchos científicos lo
atestiguan, éste es uno de los mayores goces que la vida puede ofrecer. Ella
imparte una tremenda exaltación emocional, además de una gran sensación de
bienestar y satisfacción (Beveridge, 1908). Muy a menudo la alegría es de corta
duración y prematura. Desgraciadamente, existen en la investigación más
desengaños que éxitos.
La capacidad de
autocontrol que se debe a la actividad del sistema límbico (Freeman, 1991),
porque modula la respuesta motora y la información que llega del sistema
sensorial a la corteza cerebral, contribuiría de manera importante al
desarrollo y aprendizaje de la creatividad. Al conocer las técnicas, las
actitudes y emociones que favorecen o inhiben la actividad creativa, se podría
utilizar un mecanismo de autorregulación (biofeedback) para corregir por
entrenamiento hasta lograr esta capacidad (Minski, 1986; Higgins et al.,
1992). Actualmente se realizan ejercicios de Biofeedback (Biorregeneración o
autocontrol) utilizando indicadores viscerales para desarrollar y evaluar el
proceso creativo. Conociendo los niveles óptimos de los indicadores orgánicos
que favorecen el proceso creativo se tratará de alcanzarlos voluntariamente.
Como resultado de estas investigaciones se describe que cuando uno comienza a
imaginar, el cerebro pasa de ondas beta de alerta a estados más relajados de
ondas alfa o theta. Hermann (1991) señala que el estado creativo se encuentra
en el estado theta, y lo describe como un lugar maravilloso para el pensamiento
creativo, y por tanto se busca que los que se entrenan deben alcanzar el estado
theta voluntariamente.
La intuición y las
sinapsis integradoras
Los grandes
descubrimientos no son el producto de la inteligencia sola. Los genios, además
de sus poderes de observación y de comprensión, poseen otra cualidades, tales
como la intuición y la imaginación creadora. A través de su intuición perciben
cosas que ignoran los demás hombres, perciben relaciones entre fenómenos al
parecer aislados, sienten inconstantemente la presencia del tesoro escondido.
Todos los grandes hombres están dotados de intuición. Saben sin análisis, sin
razonamientos, lo que les importa saber. Este fenómeno en tiempos pasados fue
denominado inspiración.
Cuando se pensaba
que la creatividad era sólo producto de mentes brillantes, se esperaba que
cada dedo tiempo naciera un nuevo genio.
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Es la integración de
ambos hemisferios la que da como resultado un fenómeno admirado por todos por
su rapidez, brillantez y precisión, que se confunde con el azar; es el llamado
Serendipity, Eureka, Ajá, el bombillo encendido. . . que llegó con los grandes
descubrimientos; así tenemos: la manzana de Newton, el viajar por un rayo de
luz de Einstein, las bacterias viejas de Pasteur, la bañera de Arquímedes, el
vacío de Edison, la serpiente mordiéndose la cola de Benceno, la llave
fotografiada de Roentgen, los nativos con lanzas de punta horadada de Singer,
los hongos de Fleming, un proceso intuitivo que Raynaud y Bergson definen como
la corona del razonamiento (Raynaud, 1972).
El pensamiento
concentrado en una idea, que trabaja tanto en el sueño como en la vigilia,
permite que se realicen las suficientes sinapsis, para que en un fenómeno de
segundos la respuesta aparezca de manera brillante y oportuna, respondiendo las
interrogantes que durante mucho tiempo fueron incubándose (Ganen 1963;
Beveridge, 1908; Wonder y Blake 1992).
El pensamiento
creador es producto de este proceso. ¿Acaso esto sólo es posible en los hombres
que ya nacieron con las sinapsis suficientes? Se ha demostrado que ni los
genios realizaron descubrimientos de la nada, sino que fueron consecuencia de
experiencias vividas y de aprendizajes relacionados con el tema del
descubrimiento; de la Ferrière señala que "nada es un don sino el producto
de una conquista" (Ferriz, 1984).
Tratamiento
A diferencia de los
otros síndromes, aquí el tratamiento consiste en cómo hacer para adquirirlo.
Sin ánimo de ofrecer aquí una receta fácil, describiremos una guía para
intentar contagiarse con el "virus" de la innovación y de la investigación
científica creativa.
La
"terapia" está basada en que adquiriendo ciertos hábitos de
pensamiento, aprendizaje y conducta, se puede desarrollar el potencial
creativo. Consideramos que es preferible pensar que se pueden formar individuos
con pensamiento creativo, porque al menos se puede morir en el intento y
conseguir frutos que por un prejuicio ni siquiera hubiéramos imaginado.
Los genios, además
de sus poderes de observación y de comprensión, poseen otras cualidades,
tales como la intuición y la imaginación.
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El detallar los
métodos y las estrategias que desarrollan la capacidad creativa es motivo de
otra publicación; por ahora presentaremos una estrategia general.
Pensamos que la falta
de creatividad se debe a la inhibición que no deja participar al individuo en
el proceso del descubrimiento y la invención, y la "normalidad"
descrita anteriormente es el factor más limitante, que casi ha eliminado la
capacidad de asombro y la motivación. La ausencia de un argumento de vida, de
un ideal conlleva a una ausencia de mentes creativas. Si se lograra recuperar
la motivación, se tendría gran parte del camino ganado; aquí se activaría el
"virus", y luego se desencadenaría el "síndrome". Si no se
alcanza la motivación, la creatividad no se incrementará, cualquiera sea el
método que se utilice.
La motivación se
puede desarrollar con un poco de imaginación y cambiando nuestras estructuras
mentales; una percepción de un pensamiento condicionado y fijo impide ver más
allá de los hechos; en cambio una percepción más flexible contemplando todos
los factores y cambiando los puntos de vista, puede. descubrir los faltantes
del entorno y las causas de las crisis o problemas, así como proponer
soluciones nuevas. Se trata por tanto de adquirir un pensamiento más flexible
en las asociaciones. Para ello la imaginación y la capacidad de analogía son
los mejores recursos. La mayoría de técnicas y métodos de creatividad inciden
en adquirir esta capacidad (Ingenieros 1986, Thompson, 1991).
Conforme percibimos
nuestro entorno se desarrolla nuestra conducta, expresada en nuestras actitudes
y hábitos; si nuestra percepción está encerrada en patrones y clichés rígidos,
nuestra conducta también lo estará (Popel, 1990). Muchos investigadores de
éxito no estaban entrenados en la rama de la ciencia en la cual hicieron sus
descubrimientos más brillantes; por consiguiente la instrucción académica no
fue la causa, sino principalmente la conducta flexible. Esta conducta requiere
de iniciativa y espíritu emprendedor, disposición para encarar las dificultades
y vencerlas, la pérdida del temor al fracaso, perseverancia, poseer cierta
insatisfacción con lo ya conocido y con las ideas prevalentes, y ansiedad de
comprobar su propio juicio. Si la conducta flexible no se ejercita como los
músculos, entonces la conducta se hace fuertemente programada y esta capacidad
se atrofia. La conducta flexible se puede adquirir ayudando a desarrollar una
necesidad de variedad, intentando variaciones injustificadas, utilizando una
gran variedad de entradas para resolver problemas, alentando la acción caótica,
permitiendo divagar e incubar, y aumentando la tolerancia al desorden, la
ambigüedad y a la libertad (Thompson, 1991).
Además de tener una
conducta flexible, se necesita de una mente preparada, una mente organizada con
una buena capacidad de razonamiento lógico-matemático y de análisis, de
asociación analógica e imaginativa, y una capacidad intuitiva como corona del
razonamiento. El descubrimiento se logra como producto de un pensamiento
concentrado en un problema, y cuando se reúnan todos los eslabones en las
sinapsis integradoras del cerebro. Hay numerosas técnicas y métodos que
permiten ejercitarlas, en una especie de gimnasia mental (Garrett, 1963; Craig,
1990; Lamson, 1958; Thompson, 1990).
Existen técnicas
analíticas, formales y sintéticas, así como métodos que integran varias
técnicas, para estimular la creatividad. Las analíticas, como la lista de
atributos y el análisis de factores de Grawford permiten circunscribir el
problema a fin de poder resolverlo más fácilmente. Son caminos sistemáticos que
no demandan gran esfuerzo mental para establecer sus rutinas. Las técnicas
formales incluyen el método más conocido que es el Brainstorming, o lluvia de
idea? en dinámica de grupos, que implica dar en torno a un problema, rienda
suelta a nuestras ideas sin censurarlas, y que luego son evaluadas. Las
técnicas sintéticas son básicamente ejercicios en lograr asociaciones;
incluyen: los resúmenes críticos, la modelización, el azar o serendipidad, el
planteo de soluciones, el sueño deliberado y la biónica, entre otros (Amegan,
1993; Guerrero, 1989).
Algunos de los
métodos son: la Sinéctica de Gordon, que se caracteriza por
juntar elementos, aparentemente poco significativos y desconectados, usa la
analogía y la metáfora, promueve una osada especulación que sale de los límites
establecidos incursionando hasta en lo absurdo (Guerrero, 1989). El pensamiento
lateral de Edward de Bono se resume como un proceso deliberado para
generar nuevas ideas mediante la reestructuración de esquemas mentales, y surge
de las limitaciones del pensamiento vertical de la lógica (Guerrero, 1989). El método
predictivo necesita en cambio de un juicio experto y utiliza la
deducción una vez formulado el modelo o las hipótesis. El método
Sintelgen de la Escuela de Investigaciones de Invesciencias, es un
método de síntesis; utiliza un proceso motivacional, metacognoscitivo y de
autorregulación, y tiene como objetivo desarrollar la intuición como corona del
razonamiento, para la comprensión de una verdad y el cumplimiento de una
misión.
Podemos sugerir una
"receta" que simplemente describe los elementos a tener en cuenta:
1. Motivación en
altas dosis: ¡... Crear la necesidad de crear ... y perder el
temor al fracaso!
2. Terapia
rehabilitadora de la Capacidad de asombro y curiosidad.
3. Administración de
"Catalizadores" de la Imaginación e "inhibidores" del
pensamiento condicionado, cada día.
4. Dosis de
"flexibilizadores" de la percepción y de la conducta.
5. "Pensamiento
concentrado" en un problema.
6. Vigilancia tanto
en sueño como en vigilia de la respuesta al problema.
7.
"Volitivos" que refuerzan la perseverancia.
8. Entrenamiento en
meto dos que favorecen el descubrimiento, a saber:
a. La elección del
problema
b . La superación de
la frustración
c. El desarrollo del
pensamiento lógico-matemático y analítico-secuencial.
d. El desarrollo dei
pensamiento analógico, intuitivo-imaginativo.
e. La integración de
ambos hemisferios cerebrales.
f. La vigilancia de
la serendipidad o el EUREKA
g. Las estrategias
para la ejecución de la idea, y la verificación de las hipótesis.
h. La autorregulación
y la metacognición (Pesut 1990).
Contraindicaciones: A aquellos que se motiven por la investigación a fin de obtener buenos
dividendos económicos, se le recomienda elegir otro camino. A pesar de que la
investigación ha entrado dentro del sistema mercantilista, la época heroica de
la investigación experimental todavía existe en una minoría selectiva y en
muchos jóvenes, y son justamente ellos los que realizan los descubrimientos más
originales, porque sienten la investigación científica como una llamada
interior que inflama el deseo de obtener triunfos espirituales a cambio de
grandes renuncias materiales.
Conclusiones
El "virus"
de la creatividad y la innovación parece que está latente en nuestro ser, lo
que nos convierte en portadores normales. Cuando la necesidad supere nuestros
mecanismos de adaptación de conformismo y de consumo, o cuando eliminemos la
válvula que impide que nuestra energía individual creativa se dirija a
comprender nuestro medio y contribuya al desarrollo social, el
"virus" se activará y nos conducirá a formar parte de la historia de
los que ven lo invisible y de los que hacen lo imposible.
Continuando con esta
metáfora, sería necesario contar con clínicas que activen el síndrome, que
aceleren su curso y que contagien a otros con esta idea. Ese proceso de
transmisión tiene base en lo expresado por Richard Dawkins en El Gen
Egoísta "la transmisión cultural es similar a la transmisión
genética, que puede dar origen a una evolución; ésta es más rápida que la
evolución del gen, y lo hace utilizando nuevas unidades replicadoras a las que
él llama "meme" . Al igual que los genes se propagan en un acervo
génico, de un cuerpo a otro, mediante los espermatozoides o los óvulos, así los
memes se propagan en el acervo de memes al saltar de un cerebro a otro,
mediante un proceso que puede llamarse imitación. Si un científico escucha o
lee una buena idea, la transmite a sus colegas y estudiantes, la menciona en
sus artículos y ponencias. Si la idea se hace popular, puede decirse que se ha
propagado, esparciéndose de cerebro en cerebro, haciendo réplicas de sí
misma".
La transmisión del
meme de la creatividad podría ser un aporte significativo al desarrollo de
América Latina, y con esa visión se ha creado la Escuela de Investigadores de
la Fundación Invesciencias, que actualmente trabaja en algunas universidades de
América. ¿Será una utopía? Este proyecto está inspirado en los jóvenes que por
temor al fracaso o al "qué dirán", han preferido ocultar la
sintomatología de este "síndrome", y han perdido la esperanza de que
algún día sus sueños de utopía se hagan realidad. Es probable que ya estemos
condicionados por lo "normal", y que la metáfora del síndrome"
nos haya producido un rechazo prejuiciado al tema; pero los que llegaron a
nuestras conclusiones pueden sentir un alivio de que por lo menos no se dejaron
gobernar por su pensamiento condicionado, sino que dieron libertad a su
curiosidad. Si es así, se cumplió con el principal objetivo del artículo que
fue la motivación por la investigación creativa. Y si esto no se dio,
estaríamos formando parte de la frustración de todo proceso creativo, y quizás
me ponga a recordar lo que el Dr. Ferriz me comentaba... "lo que ocurre,
Aníbal, es que nuestro presente es el futuro de los demás".
AGRADECIMIENTOS
A la Escuela de
Investigadores, de la Fundación Invesciencias Internacional, por el
financiamiento otorgado para la realización de este trabajo. A la Biblioteca
del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas por su atenta
colaboración. Al Dr. David Ferriz por sus sabias orientaciones.
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