Los efectos sobre la
salud
Son muchos
los efectos a corto y a largo plazo que la contaminación atmosférica puede
ejercer sobre la salud de las personas. En efecto, la contaminación atmosférica
urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, como la
neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades
cardiovasculares.
La
contaminación atmosférica afecta de distintas formas a diferentes grupos de
personas. Los efectos más graves se producen en las personas que ya están enfermas.
Además, los grupos más vulnerables, como los niños, los ancianos y las familias
de pocos ingresos y con un acceso limitado a la asistencia médica son más
susceptibles a los efectos nocivos de dicho fenómeno.
Se calcula
que en el mundo suman 1,3 millones las personas que mueren en un año a causa de
la contaminación atmosférica urbana; más de la mitad de esas defunciones
ocurren en los países en desarrollo. La contaminación del aire representa un
grave problema de higiene del medio que afecta a los habitantes de los países
en desarrollo y desarrollados. Los residentes de las ciudades donde hay niveles
elevados de contaminación atmosférica padecen más enfermedades cardiacas,
problemas respiratorios y cánceres del pulmón que quienes viven en zonas urbanas
donde el aire es más limpio.
La exposición
a corto y a largo plazo produce efectos sobre la salud. Por ejemplo, las
personas aquejadas de asma afrontan un riesgo mayor de sufrir una crisis
asmática los días en que las concentraciones de ozono a nivel del suelo son más
elevadas, mientras que las personas expuestas durante varios años a
concentraciones elevadas de material particulado (MP) tienen un riesgo mayor de
padecer enfermedades cardiovasculares.
El cometido
de la OMS es reconocer y vigilar los contaminantes del aire que ejercen el
mayor efecto sobre la salud humana, lo que ayuda a los Estados Miembros a
centrar su atención en las intervenciones más eficaces para prevenir o aminorar
los riesgos sanitarios. La OMS se ocupa en examinar los datos de investigación
reunidos y se apoya en el consejo de expertos para extraer conclusiones acerca
de la manera en que los distintos contaminantes atmosféricos afectan a la salud
y para recomendar intervenciones eficaces.
La OMS
calcula que si la media de la concentración anual de MP10 disminuye de 70 a 20
µg/m3, que es el objetivo establecido en las guías de calidad del aire de 2005,
se puede evitar el 15% de la mortalidad a largo plazo causada por la
contaminación atmosférica. Lograr una disminución de esa magnitud también
reduce los casos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares y aumenta la
esperanza de vida de la población local.
Por si fuera
poco, las medidas para aminorar la contaminación atmosférica urbana también
reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes que
contribuyen a causar el cambio climático. Como es sabido, este último produce
muchos efectos nocivos sobre la salud, entre ellos los derivados de las sequías
y los fenómenos meteorológicos extremos (por ejemplo, las tormentas de viento y
las inundaciones), como las enfermedades transmitidas por el agua y por los
alimentos. También aumenta la prevalencia de enfermedades de transmisión
vectorial como el dengue y el paludismo.
El
mejoramiento del aire que respiramos puede disminuir considerablemente la
cantidad de personas que padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
La aplicación de normas y reglamentos destinados a controlar las emisiones de
contaminantes atmosféricos puede mejorar la calidad del aire y, a su vez,
aminorar la carga de morbilidad y mejorar la salud.
Al mismo
tiempo, el aumento de la conciencia del público acerca de intervenciones
relativamente sencillas, como el mejoramiento de las estufas de cocinar y las
ventajas de usar el transporte público en vez del automóvil, puede ayudar a
reducir las causas de la contaminación atmosférica y del aire de interiores, lo
que se traduce en mejoras considerables de la salud.
La carga
sanitaria que la contaminación atmosférica urbana le impone a una ciudad
depende de la concentración de contaminantes y del número de personas que
respiran el aire contaminado.
Los países de
ingresos medianos sobrellevan una carga sanitaria desproporcionada a causa de
la contaminación atmosférica urbana. El aumento rápido y cuantioso de vehículos
automotores, que tienen motores anticuados y utilizan combustible de mala
calidad, así como el aumento de la generación de electricidad a base de carbón
y otros combustibles contaminantes, han generado el mayor riesgo sanitario por
el aire contaminado para la población de estas economías emergentes.
En muchas de
estas economías de rápido crecimiento aún no se implantan normas y reglamentos
rigurosos para ayudar a reducir las emisiones y mantener un aire limpio y
saludable. La necesidad de actuar para limpiar el aire y proteger la salud de
los habitantes crece paralelamente con el crecimiento económico de dichas
regiones.
Las
inquietudes con respecto a la salud no se circunscriben a las ciudades más
contaminadas: se observan efectos considerables sobre la salud de la población
incluso en ciudades con una atmósfera relativamente limpia de Australia,
Europa, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Canadá, donde las concentraciones de
material particulado son por lo general entre 3 y 10 veces menores que en las
ciudades con contaminación elevada. Cuanto menor es el nivel de contaminación
atmosférica de una ciudad, más protegida está la salud de sus habitantes.
Las ciudades
pueden determinar cuáles son las fuentes principales de contaminación del aire
y poner en práctica políticas que mejoren la calidad del aire, como son el
fomento del uso del transporte público, ir a pie y andar en bicicleta, en vez
de depender del automóvil privado; la promoción de centrales eléctricas que en
lugar del carbón utilicen combustibles limpios y renovables, y las mejoras en
la eficiencia energética de los edificios y las industrias.
Otras medidas
suplementarias son la concientización sobre la elevada carga de morbilidad
relacionada con la contaminación atmosférica urbana y sus fuentes principales,
y poner de relieve la importancia de actuar ahora mismo para poner en práctica
intervenciones adecuadas para cada país. El seguimiento eficaz de las
intervenciones es otro medio importante para aumentar la sensibilización, pues puede
ayudar a impulsar medidas normativas que reportan beneficios para la salud, el
clima y el medio ambiente.
Tomado y adaptado de OMS Salud pública y medio ambiente de
la dirección electrónica siguiente:
http://www.who.int/phe/health_topics/outdoorair/databases/health_impacts/es/
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